“¿Me conozco? Basta de palabras.
Sepulto a los muertos en mi vientre…”
Jean Arthur Rimbaud
Cada hombre en el fondo es un laberinto
Donde se exhuma el dolor,
Donde naufraga la sombra sobre la orilla abierta
Del devenir.
Castigado por la distancia o el abandono,
El hombre, con su ilusión de estiércol,
Imagina el ocaso, el silencio de las
Lápidas, los engaños de la muerte,
Aunque un solo eco desesperado
Ilumine la lluvia o el cielo.
¿Quién puede olvidar este efímero trayecto?
¿Acaso es comprensible este destino que tiembla?
¿Por qué el tiempo arranca fulgores de plata a la noche?
¿Quién eres tú que sueñas bajo altos mundos?
Se deja oír el canto de la ciudad estival
Que clama entre lechos florecientes.
La muralla del gran planeta cerró sus ventanas
Al insomnio de la luna.
Hay un estertor de oscuros sonidos que ascienden
Desnudando el límite de la vida.
El dolor es un mito compartido.
Umanità
“Mi conosco? Basta con le parole.
Seppellisco i morti nel mio ventre…”
Jean Arthur Rimbaud
Ogni uomo in fondo è un labirinto
Dove si esuma il dolore,
Dove naufraga l’ombra sulla riva aperta
Del divenire.
Punito dalla distanza o dall’abbandono,
L’uomo, con la sua illusione di sterco,
Immagina il tramonto, il silenzio delle
Lapidi, gl’inganni della morte,
Anche se una sola eco disperata
Illumina la pioggia o il cielo.
Chi può dimenticare quest’effimero tragitto?
È forse comprensibile questo destino che trema?
Perché il tempo strappa fulgori d’argento alla notte?
Chi sei tu che sogni sotto alti mondi?
Si lascia udire il canto della città estiva
Che implora tra letti fiorenti.
La muraglia del grande pianeta chiuse le sue finestre
All’insonnia della luna.
C’è un rantolo di suoni scuri che ascendono
Spogliando il limite della vita.
Il dolore è un mito condiviso.